6 de junio de 2010

Otras profecías sobre el 2012


El calendario maya no supone el único “instrumento” de predicción que ha marcado el 2012 como fecha clave para el fin del mundo tal y como lo conocemos y el comienzo de una nueva época en la Historia de la Humanidad. La Roca de las Profecías Hopi, el Vaticinia Code de Nostradamus e incluso la propia Biblia coinciden con los “guardianes del tiempo” en sus vaticinios.

Indios Hopi: la Roca de las Profecías 

Los indios Hopi son una tribu de unos 10.000 individuos que habitaban la Meseta Central de EEUU y que actualmente se encuentran asentados en una reserva cercana a Oraibi (Arizona). Esta tribu supone uno de los pocos grupos aborígenes que han traído hasta la actualidad la sabiduría de su cultura ancestral.

Según la mitología Hopi, la historia de la Humanidad se divide en “mundos” y habrían de cumplirse hasta un total de 7. El primero sucumbió por el fuego; el segundo por el hielo; el tercero, cuyos habitantes ocupaban un enorme continente llamado Kasskara en lo que hoy sería el Pacífico, sucumbió bajo el agua, al igual que los habitantes del “país del Este”, la otra tierra habitada de esa era. Nuestra civilización actual sería la cuarta. Según la llamada “Roca de las Profecías” (un petroglifo de los indios Hopi, algunos de cuyos vaticinios ya se han cumplido), el cuarto mundo estaría pronto a desaparecer para dar paso al comienzo del quinto mundo. La roca Hopi no especifica un año concreto pero sí un tiempo cercano al que vivimos ahora.

Por otra parte, según los actuales Hopi, sus antepasados fueron visitados por los “katchinas”, unos seres que venían de las estrellas, de aspecto humano pero de conocimientos muy superiores a los humanos, que se desplazaban con “escudos voladores” a increíbles velocidades y que siempre han estado con nosotros, desde el primer mundo. “Katchinas” sifnifica “sabios, ilustres y respetados”; estos seres nunca fueron tomados por dioses y ofrecieron a los humanos sus enseñanzas como maestros y protectores, hasta que se fueron de vuelta a las estrellas y los pueblos fueron olvidando los conocimientos que les habían sido transmitidos. Los Hopi mantuvieron esas enseñanzas de generación en generación y aguardan su regreso, según sus profecías en un tiempo no lejano.

Nostradamus: Vaticinia Code 

Sobradamente conocidas son las profecías de Michel de Notre-Dame (1503-1566) o Nostradamus, especialmente su centuria X, donde según los estudiosos de las profecías escritas en 1555, con el apogeo de una gran guerra que estaría ya muy cercana, vendría el final de nuestro tiempo. Según esta profecía, que cita a Marte (símbolo de guerra) y al “gran rey del terror” que vendrá del cielo, hay motivos para esperar un tiempo de renovación y felicidad tras la gran época de destrucción:

La época humana de origen sobrenatural dará paz y unión.
La guerra, guardada en cautiverio
dejará reinar la paz por largo tiempo. 


Sin embargo, un documento profético no tan conocido es el que últimamente ha inquietado e intrigado más a los estudiosos de Nostradamus y a todo tipo de personas interesadas en las profecías del 2012. Se trata del que ha sido llamado “El libro perdido de Nostradamus”, un manuscrito encontrado en 1994 por la periodista italiana Enza Massa en la Biblioteca Nacional de Roma bajo el título “Nostradamus: Vaticinia Code”, cuyo contenido se basa en imágenes proféticas, se cree que pintadas por el hijo del profeta cuando era joven.

El dibujo que más interesa al tema de este artículo es uno que muestra una rueda de ocho patas; los astrónomos la identifican con una alineación de órbitas, cuando uno de los zodiacos (el arquero) apunte a la cola del escorpión se creará un intervalo entre ambos que se produce cada 13.000 años. La última vez que esto se produjo fue en el 11.000 a.C. A esto se suma el dibujo de tres lunas nacientes que simbolizan tres eclipses simultáneos de gran magnitud; el próximo evento de estas características ocurriría en 2012.

La Biblia: un código secreto 

Durante décadas, distintos alquimistas, cabalistas, estudiosos de la Biblia y de otras disciplinas (el propio Isaac Newton se cuenta entre ellos) han investigado el texto sagrado con la esperanza de encontrar en él un código encriptado y descifrarlo. La sospecha de que la Biblia esconde un secreto nace de la advertencia expresa de no modificar el texto original ya que se perdería todo su sentido; los antiguos israelitas fueron advertidos del peligro de añadir o quitar aunque fuese una sola palabra. De especial interés al respecto son las siguientes palabras:

[…] y en cuanto a ti, oh Daniel, haz secretas las palabras y sella el libro, hasta el tiempo del fin. Muchos discurrirán, y el verdadero conocimiento se hará abundante (Daniel, 12.4) 

Ese “tiempo del fin” parece haber llegado, ya que a finales del siglo XX un grupo de matemáticos israelíes descubrió este código secreto. Con ayuda informática y aplicando una técnica denominada ELS (Equidistant Letter Sequences o, lo que es lo mismo, “secuencias de letras equidistantes”), el Antiguo Testamento en su versión hebrea fue decodificado y más tarde confirmado por matemáticos no creyentes y especialistas en codificación del Pentágono. Tras eliminar los espacios en blanco y convertir el texto en un hilo continuo de 304.805 letras, el ordenador busca palabras listadas siguiendo el siguiente procedimiento: empezando por la primera letras, escanea la secuencia completa, después la vuelve a escanear saltando las letras cada dos, cada tres, etc; sigue el mismo proceso empezando por la segunda letra, etc…

Tras este proceso, se obtuvieron datos (nombres, fechas, lugares) de distintos sucesos posteriores a la Biblia que han ocurrido realmente. Este método se ha probado con otros textos sin dar resultados positivos. Algunos de los resultados son tan detallados como el siguiente: “Asesinato de Rabin”, “Amir” (nombre del asesino), “Tel-Aviv”, “en 5.756” (año judío equivalente a 1995-96); otros más evaluativos: “Hitler”, “hombre malvado”, “nazi y enemigo”, “matanza”; otros más concisos: “Edison”, “electricidad”, “bombilla”; “hermanos Wright”, “aeroplano”; “Newton”, “gravedad”. Pero la predicción que aún no se ha cumplido (junto a varias fechas de los últimos años aparece la palabra “pospuesto”) es la que indica “fin del mundo”, que al parecer la Biblia fecha definitivamente para el año 2012.

Visión remota de los monjes budistas del Tibet 

Durante cientos de años la visión remota, entre otras actividades espirituales, se ha contado entre las prácticas de los monjes budistas del Tibet. Lo que no se ha desvelado hasta tiempo relativamente reciente es el contenido de estas visiones; unos turistas indios han llegado a descubrir y revelar la intervención de poderes divinos sobrenaturales que evitarán la destrucción de nuestro mundo.

Según estos visionarios moradores del Tibet, los poderes mundiales se encuentran en el camino hacia su propia autodestrucción; en torno al 2010, y tras un largo periodo de guerras regionales, amenazarían con destruirse mutuamente. Entre el 2010 y el 2012 el mundo se polarizará y preparará para, tras maniobras políticas e infructuosas negociaciones, una guerra nuclear de destrucción total. Es este momento el que los monjes tibetanos marcan como punto de intervención de los poderes divinos. Tras el 2012 y la intervención divina, la Humanidad comprenderá que el futuro está en la espiritualidad, no en la física y la química, y la tecnología tomará un nuevo rumbo a la luz de esta nueva comprensión. Los seres humanos entenderán la relación del cuerpo y el alma, aprenderán a comprender la esencia de la espiritualidad y se darán cuenta de que todos estamos conectados y somos a la vez parte de un Todo único.